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viernes, 29 de mayo de 2009

El otro ecologismo y los derechos humanos

Luis Hernández Navarro
Promover la justicia ambiental en México es una actividad arriesgada. Que lo digan si no quienes conocieron al campesino Aldo Zamora, balaceado por cuatro talabosques; que lo cuente Verónica Hernández, acosada judicialmente por Granjas Carroll; que lo platiquen Santiago Pérez, preso durante meses por defender el agua de las comunidades mazahuas, o Agustín Ríos, salvajemente golpeado por la policía oaxaqueña por luchar contra la operación de una mina.

Aldo Zamora, comunero tlahuica del estado de México y defensor de los bosques, fue asesinado el 15 de mayo de 2007. Su hermano Misael quedó gravemente herido. Ambos fueron emboscados por talamontes cuando se dirigían a Santa Lucía, Ocuilán, estado de México.

Desde 1998, Ildefonso Zamora, padre de Aldo Zamora y presidente de bienes comunales de San Juan Atzingo, denunció la explotación ilegal de los bosques de su pueblo, ubicado en el Parque Nacional Lagunas de Zempoala. Casi dos meses después del crimen, el 12 de julio de 2007, el presidente Felipe Calderón le prometió que habría justicia. “Se compromete mi gobierno, por mi conducto –dijo en aquella ocasión–, a que junto con las autoridades del estado de México persigamos sin descanso hasta dar con los culpables e imponerles el castigo que se merecen.” Meses después, el 7 de enero, la Presidencia de la República envió una carta a Ildefonso en la que le señala que el caso es competencia del gobierno estatal y “el Presidente de la República no está facultado para intervenir de manera alguna en la resolución del mismo”.

Los bosques de San Juan Atzingo se encuentran dentro del corredor biológico Ajusco-Chichinautzin, que alberga 2 por ciento de la biodiversidad mundial, abastece tres cuartas partes del agua que se consume en la ciudad de México y dota del líquido a los ríos Lerma y Balsas. Sin embargo, la zona de las Lagunas de Zempoala-Huitzilac está severamente amenazada por la tala ilegal.

Aldo Zamora es uno más de los activistas ambientales víctimas de la represión. En un recuento provisional a propósito de la criminalización de la protesta en México, la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos documentó en los últimos dos años, al menos 41 casos de agresiones policiacas, detenciones arbitrarias, amenazas, hostigamiento y asesinato contra defensores del ambiente.

Apenas el pasado 6 de mayo fueron brutalmente desalojados por la policía oaxaqueña integrantes del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo y de la Coordinadora en Defensa de los Recursos Naturales y Nuestra Madre Tierra del valle de Ocotlán, que protestaban contra una explotación minera. Cinco de sus miembros están acusados de los delitos de lesiones, despojo y ataque a las vías generales de comunicación.

Quienes son agredidos defienden su agua, sus bosques, sus recursos naturales, sus comunidades, su biodiversidad, su salud, su tierra y territorio frente a la voracidad depredadora de empresas inmobiliarias, plantas procesadores de basura, desarrollos turísticos, mineras trasnacionales, complejos agroindustriales, talabosques, compañías farmacéuticas y proyectos hidroeléctricos.
Con regulaciones ambientales débiles y autoridades gubernamentales corruptas, con tratados comerciales –que como parte de las ventajas comparativas ofrecen la destrucción impune del ambiente–, los grandes consorcios multinacionales tienen licencia para devastar. Con frecuencia, disponen del uso de la fuerza pública para acallar la resistencia de las comunidades afectadas.

La inmensa mayoría de estas luchas se libran en el agro. Sus protagonistas principales son campesinos, indígenas y asentados en poblaciones rurales o semirrurales, asociados en ligas de resistencia de reciente creación. Sin embargo, salvo raras excepciones, no participan en ellas ni organizaciones campesinas tradicionales ni partidos políticos. Mucho menos quienes defienden los tucanes y piden la pena de muerte para seres humanos.

Esta resistencia forma parte de lo que Joan Martínez Alier ha llamado el ecologismo de los pobres. Como señala el economista catalán, las movilizaciones rompen con el falso mito de que la defensa y conservación del ambiente son una especie de lujo para las sociedades “ricas”. Por el contrario, son uno de los principales terrenos de confrontación social actual, como pudo verse en las denuncias de los habitantes de la comunidad La Gloria, en Perote, Veracruz, contra Granjas Carroll.

Según Martínez Alier, “muchos de los conflictos sociales de hoy, y en la historia, tienen un contenido ecológico, al intentar los pobres mantener bajo su control los servicios y recursos ambientales que necesitan para su vida, frente a la amenaza de que pasen a ser propiedad del Estado o propiedad privada capitalista. A veces los actores de tales conflictos son todavía reticentes a llamarse ambientalistas o ecologistas que, por otro lado, son términos recientes en la historia social”. Los pobres “luchan contra los impactos ambientales que los amenazan”, convirtiéndose en defensores de los ecosistemas al luchar por sus tierras, su patrimonio, su cultura, su paisaje y su lugar de habitación.

Estas movilizaciones –y la represión en su contra– están presentes en Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Distrito Federal, estado de México, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Oaxaca, Veracruz, San Luis Potosí y Yucatán. Según la Red Todos los Derechos para Todos, se han producido violaciones a los derechos humanos en: el plan turístico de la sierra Tarahumara; la construcción de las presas El Tigre y la Cabeza; el Centro Industrial para el Manejo de los Residuos Industriales y Disposición Final en Coahuila; el proyecto de la hidroeléctrica en La Parota, Guerrero; el confinamiento de deshechos tóxicos en Zimapán, Hidalgo; la edificación de plantas de etanol en Oaxaca y Veracruz.

La defensa del ambiente por los pobres es, en México, una actividad peligrosa. Se trata de un riesgo que los partidos políticos de todo signo prefieren ignorar.

domingo, 24 de mayo de 2009

CRÍTICA AL PROYECTO HIDALGO (PLATH (Plataforma Logistica Aeroportuarea y Terrestre de Hidalgo))

...las distancias apartan,
las ciudades destruyen las costumbres...
José Alfredo Jiménez
Una de las características en el desarrollo de en Hidalgo, fue su acelerado crecimiento, en ausencia de políticas de planeación, de estrategias y de visión a futuro.

Entre los factores que detonaron este fenómeno destacan las transformaciones
económicas, políticas, sociales y culturales de las ciudades, que se convirtieron en metrópolis, que a su vez formaron ciudades periféricas, denominadas suburbios o zonas conurbanas, y que al actual ritmo de crecimiento, se encuentran en proceso de formar grandes megalópolis.

El incremento de la población en estas zonas, fue a expensas de las zonas rurales, lo cual produjo una serie de fenómenos de consecuencias impredecibles como:

• La concentración del crecimiento demográfico y económico en pequeñas zonas territoriales, en el mayor de los casos el desarrollo paralelo de centros urbanos, que junto con la zona urbana forman grandes metrópolis.

• El centralismo en la toma de decisiones, pues gran parte de las políticas públicas han girado en torno a la administración de los conflictos de las urbes, más que en solucionarlo.

• La ausencia de representantes ciudadanos en la toma de decisiones, o en la formulación de políticas públicas de largo alcance.

• La falta de políticas públicas para integrar y articular de forma permanente, la planeación estratégica, y la gestión conjunta de servicios de la metrópoli y la zona conurbada.

• La dependencia del gobierno local con respecto al federal, tanto en lo político, como en lo económico, en lo social y cultural.

• La administración de los conflictos que enfrentan las metrópolis como son: el desempleo, la seguridad, el transporte, la vivienda, la vialidad, la infraestructura, la seguridad social, la cultura, el medio ambiente, el abastecimiento del agua potable, la educación, la recolección y tratamiento de la basura entre otros.

• El creciente deterioro de la infraestructura en lo general, y una baja en la calidad de los servicios, principalmente en los sociales, por falta de presupuesto que se manifiesta particularmente en las colonias populares periféricas, donde se observa un alto grado de exclusión social y deterioro de la calidad de vida.

El caso cotidiano: los hidalguenses diariamente quedan atrapados en el tráfico, luchan con la escasez del agua, las fallas de luz, las inundaciones en tiempos de lluvia, la contaminación, la delincuencia, etc. Las zonas metropolitanas de Hidalgo, (Pachuca, Tula y Tulancingo) no son realmente lugares de esperanza.

El espacio urbano compartido obliga a los municipios del Estado de Hidalgo a estudiar y llegar a acuerdos para la construcción de infraestructura, la provisión de servicios públicos y las políticas de ordenamiento urbano. ¿Qué formas toma este tipo de acuerdos y negociaciones? ¿Es posible gobernar un estado confrontado en una fragmentación política, administrativa y de poder?

Hoy más que nunca estas zonas metropolitanas están de moda. Es en ellas donde se sintetizan los problemas más acuciantes de la sociedad contemporánea de principios del siglo XXI: pobreza, marginación, segregación, desempleo y subempleo, delincuencia, explotación de recursos naturales, etc.

Confrontar estos desafíos y aprovechar las oportunidades está dependiendo cada vez más de la forma en que las zonas metropolitanas están siendo gestionadas por autoridades locales, estatales y nacionales. Utilizo deliberadamente el concepto “gestionadas”, pues en México no existen figuras de gobierno que ejerzan esta función en un contexto metropolitano. En otras palabras, y en las condiciones actuales de nuestro país, las zonas metropolitanas no se gobiernan, pues cualquier acto de gobierno pasa necesariamente por la autoridad municipal que forma parte de ella, o por las autoridades estatales o federales.

¿Por qué no ejercer las facultades que tienen hoy en día los municipios para suscribir convenios de colaboración intermunicipal en la resolución de problemas comunes? Habría que indagar los motivos por los cuales esta prerrogativa casi no ejercida en zonas metropolitanas. A manera de hipótesis, una de ellas es la falta de incentivos (económicos y de otro tipo) para cooperar. Otro motivo por el cual no parece existir la voluntad de cooperar son los intereses que se juegan en el proceso de metropolización.
La articulación funcional de dos o más municipios implica en muchos casos conflictos por abastecimiento de agua potable, rutas de transporte público, localización de grandes equipamientos como aeropuertos, rellenos sanitarios o confinamiento de residuos peligrosos, disponibilidad de suelo apto para el desarrollo urbano, especulación, etc.
Estos conflictos, no sólo intermunicipales sino intergubernamentales, no son otra cosa que síntomas del rezago en los procesos de democratización que no han logrado discurrir hasta los espacios locales, donde persisten cotos de poder, cacicazgos y ausencia de causes institucionales para la participación ciudadana.

Será fundamental por lo tanto, continuar con estos procesos de democratización de la vida local mexicana. Estas circunstancias nos remiten a una estrategia para la gestión metropolitana que puede ser ejecutada de manera inmediata. La constitución de organismos intermunicipales o comisiones metropolitanas para la prestación de los servicios públicos. Ya los hay en algunas zonas metropolitanas del país, pero sólo en algunos sectores como los organismos operadores de agua o las policías intermunicipales. En ambos casos, la participación del gobierno estatal suele ser determinante para impulsar este tipo de organismos, aunque esto mismo puede desincentivar a los mismos gobiernos municipales a suscribir un convenio con el Estado, pues lo perciben como una intromisión en facultades recientemente adquiridas y como una pérdida de control político. En el mediano plazo, los organismos operadores intermunicipales podrían evolucionar hacia Agencias o Empresas Públicas Metropolitanas con una mayor autonomía financiera, técnica y de gestión.

Se han creado diversas instituciones para promover la cooperación en las Zonas Metropolitanas de Hidalgo, sin embargo, los acuerdos no se han traducido en implementación de políticas. Podemos señalar que existen dos principales razones por las que no ha sido exitosa la implementación de políticas:

1. No existe una agenda metropolitana compartida y consensada sobre los objetivos a perseguir entre las distintas instituciones.

2. La falta de coordinación entre las comisiones unisectoriales. Una solución completa sobre los problemas que enfrentan las ZM requiere de la participación multisectorial (transportes, vivienda, medio ambiente, etc), de lo contrario sólo es posible proponer soluciones parciales de corto plazo.

A ésas se podrían agregar:

3. La falta de una visión de complementariedad versus una visión de competencia entre las entidades que componen las Zonas Metropolitanas. Las entidades necesitan identificar y reconocer sus complementariedades para así explotarlas.


4. Las entidades municipales se ven como rivales más que como complementos y no existe una agenda metropolitana compartida y consensada sobre los objetivos a perseguir entre las distintas instituciones metropolitanas.

Los componentes de las metrópolis o megalópolis son objeto de procesos económicos, políticos, sociales, culturales y territoriales que trascienden los límites administrativos, igual ocurre con los problemas y conflictos, independientemente de que deban ser atendidos por gobiernos distintos.

Además las metrópolis afrontan retos tales como la elevada concentración demográfica; la contaminación del medio ambiente; la escasez de recursos naturales, en especial el agua y el suelo; la persistencia del centralismo político y la falta de coordinación entre instituciones y órdenes de gobierno; la inseguridad pública; y conflictos territoriales.

Las metrópolis pierden paulatinamente capacidad para responder satisfactoriamente a las necesidades básicas de la población en términos de empleo estable, ingresos suficientes, vivienda, infraestructura urbana y servicios públicos adecuados como salud, educación, recreación y un medio ambiente sano.

En el ámbito económico

En el ámbito económico las metrópolis se encuentran en la encrucijada del desequilibrio de sus tres sectores económicos, en la mayoría de los casos las metrópolis experimentan un acelerado proceso de descomposición que se manifiesta con un dramatismo en una economía informal sin control alguno.

Las metrópolis enfrentan una creciente informalización de la economía, que está estrechamente relacionada con la incapacidad para generar empleos productivos estables y bien remunerados.

Esto debido a factores como la competencia desigual, la insuficiencia de crecimiento económico, el predominio de un reducido núcleo de empresas transnacionales, la desarticulación interna de las cadenas productivas, la contracción del mercado interno, etcétera.

A nivel nacional, según el último Censo de Población y Vivienda del año 2000, del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), los segmentos de población más afectados por la ausencia de oportunidades de empleo estable y bien remunerado han sido los jóvenes y las personas de la tercera edad.

De acuerdo con las cifras, en los grupos de edad de 12-19 años y de más de 60 años es muy superior la proporción de población ocupada en actividades informales que en formales: en los jóvenes se explica por un proceso de incorporación prematura al mercado de trabajo y por la realización de actividades que tienen la finalidad de complementar al ingreso familiar; en los adultos mayores habla de la precariedad del empleo a la que están siendo condenados y de la insuficiencia de los sistemas de pensión y seguridad social.

El ámbito social

En el ámbito social la pérdida de derechos y la ausencia de oportunidades en las metrópolis generan conflictos sociales, desintegración social, aumento de la delincuencia y otras formas antisociales de subsistencia.

Los efectos inmediatos de este proceso son el aumento de número de ocupados dentro de los miembros del hogar; el insuficiente crecimiento de la oferta y calidad de los servicios sociales básicos para atender las necesidades esenciales; el deterioro de la infraestructura, el equipamiento social, y el incremento de grupos sociales en situación de riesgo.

A los factores socio-económicos de exclusión social, hay que añadir otros procesos sociales, derivados en parte de ellos, o generados por los procesos generales de cambio social y las contradicciones de la “modernidad” actual:

a) La desintegración de los núcleos familiares, separación de los padres, madres solteras o abandonadas, niños sin atención por padres que trabajan y carecen de lugares adecuados para ellos, violencia intrafamiliar, etc., en particular en los sectores populares.

b) La temprana expulsión del seno familiar de los miembros de la familia, sobre todo niños y jóvenes, hacia la calle.

c) La contracción relativa de las oportunidades educativas, culturales y laborales de los jóvenes, y su creciente vulnerabilidad a las adicciones.

La Administración de Justicia

La administración de justicia y el combate al crimen organizado ocupa un explicable primer lugar entre las preocupaciones de los ciudadanos metropolitanos, según las cifras proporcionadas por el Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Las explicaciones del por qué los sistemas de administración de justicia no son óptimos en las metrópolis son:

a) Una legislación penal y civil ambigua, permisiva y con penalidades leves.

b) La insuficiencia de la calificación y el instrumental técnico de los cuerpos de investigación y averiguaciones previas que llevan a la debilidad de las acusaciones.

c) Los bajos salarios de los empleados del sistema, frente a la gran capacidad corruptora de los delincuentes, sobre todo de cuello blanco y de las mafias organizadas.

d) La sobresaturación de los juzgados ante la insuficiencia cuantitativa y cualitativa del sistema.

e) El manejo político tradicional del sistema judicial y la falta de coordinación por parte de las autoridades.

La Educación

El actual sistema de educación en las metrópolis limita el acceso a servicios educativos de calidad, los contrastes entre los diferentes estratos sociales se ven reflejados en el promedio de escolaridad y en la asistencia a clases.

Los mayores déficits educativos se concentran en las zonas de exclusión de las zonas periféricas y en las zonas conurbadas, que son a su vez los de más rápido crecimiento de la demanda de servicios; en tanto que, en las zonas centrales se cuenta con suficientes planteles y docentes, además de una población en edad escolar descendente, lo que se traduce en la reducción de la matrícula y la subutilización de la infraestructura existente.

La calidad, equidad y eficiencia de la educación se ven limitadas por:

a) La orientación de los programas de estudio y la currícula a carreras sobresaturadas que frenan el desarrollo integral de los ciudadanos.

b) La burocratización de la administración de la educación, que impide una enseñanza vinculada a su entorno, y que frena la capacidad de gestión de maestros y autoridades; que fomenta los mecanismos de control y administración política, que impide a los actores internos del sistema, cuerpo docente y directivo de cada plantel a asumir mayores grados de autonomía, participar de las decisiones, hacerse responsable públicamente de los resultados y la vinculación de los planteles con su entorno.

c) La poca valoración social y económica de los maestros y académicos, que como todos los asalariados en las últimas dos décadas, han visto reducir sus ingresos y calidad de vida.

d) Los reducidos horarios escolares en las escuelas públicas impiden una formación que incorpore adecuadamente la formación tecnológica, artística, recreativa y cultural.

e) La disminución del gasto en educación la cual no cumple con los estándares fijados por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).


El sistema de salud

Otro de los grandes desafíos que enfrentan las metrópolis, es sin duda el sistema integral de salud, los rezagos organizativos en el sistema de salud de las metrópolis se reflejan principalmente en la falta de estructuras organizativas e institucionales que no corresponden a la demanda de salud de la población.

La segmentación en servicios públicos y privados con modalidades y programas diversos que generan diferencias de cobertura, calidad y financiamiento por la ausencia de una coordinación e integración normativa y regulada de la salud.

La insuficiente oferta de servicios públicos de salud en las zonas de exclusión, sobre todo en las zonas de la periferia de las metrópolis y las zonas conurbadas.

La disminución del gasto en salud pública y la falta de regulación, que ocasionan el crecimiento de la medicina privada, con la consecuente prestación de servicios médicos de cuestionada calidad.

A lo anterior, se suma la persistencia de rezagos sociales que significan riesgos directos e indirectos para la salud de la población como: desnutrición, bajo nivel educativo, vivienda precaria, hacinamiento y carencia de servicios básicos en las zonas de exclusión, y los cambios en el patrón epidemiológico derivados de la transición demográfica y de la acumulación de enfermedades infecciosas intestinales y respiratorias agudas, así como las crónico degenerativas que, junto con los accidentes, representan la mayor incidencia de mortalidad.

El Transporte

Un reto significativo para las metrópolis que se encuentran en proceso de convertirse en grandes megalópolis es el desarrollo desigual en transporte público y vialidades de las zonas metropolitanas.

En unas existe un creciente dinamismo en la economía, acompañado de flujos de personas movilizadas crecientemente por autobuses, en otras el flujo de pasajeros supera ampliamente los movimientos de carga.

En este mismo orden pareciera concluyente reforzar e incluso abrir nuevos corredores viales para mitigar los flujos ascendentes de la periferia hacia las metrópolis, así como aliviar por un lado el descongestionamiento de las vías que inciden a la metrópoli, pero contradictoriamente establecer nuevos trazos radiales hacia ella.

Parece urgente y necesario incorporar destacadamente el criterio de contribuir, a partir de los trazos carreteros, sobre el flujo de vías y modos de transporte que a la vez que resuelva eficientemente el tráfico, desalienten el crecimiento extensivo que por definición impulsan los ejes carreteros; y también reflexionar sobre el impacto ambiental y consecuencias sociales que trae asociado la apertura ascendente de estas vías de comunicación.

El ámbito cultural

Otro de los desafíos que enfrentan las metrópolis son el acceso a la cultura y a la información, pues se presenta como un consumo desigual e inequitativo.

Sólo una minoría tienen accesos a servicios de calidad, la gran mayoría de la población consume información y cultura “chatarra”, principalmente cuando lo hace a través de los medios de comunicación masiva o siendo más accesible para las zonas centrales de las metrópolis y de difícil acceso para las zonas alejadas.

El consumo desigual de cultura y de información, tiene efectos devastadores sobre los individuos y organizaciones, provoca fragmentación del tejido social, teniendo a su vez consecuencias sobre los espacios de convivencia ciudadana, como el aislamiento y exclusión de los espacios públicos, la alteración arquitectónica urbana y disfuncionalidad de las formas de uso de la ciudad, lo que provoca el deterioro de la calidad de vida de sus habitantes.

Bajo estas perspectivas, las formas de relacionarse quedan sustentadas en la pérdida de habitabilidad y de menor intercambio colectivo entre los miembros de la ciudad; merman la identidad ciudadana y las formas de participación e identificación con ella.

El ámbito político

En el ámbito político las metrópolis enfrentan importantes desafíos, la participación y la representación de los ciudadanos, además que en muchos casos no existen mecanismos para su participación en las tomas de decisiones o en el seguimiento o supervisión de políticas públicas, ni en la rendición de cuentas de los funcionarios públicos.


Pocas son las metrópolis donde se han introducido mecanismos para fortalecer la democracia directa como son el Referéndum, el Plebiscito y la Iniciativa Popular, pero muchas de las veces estos mecanismos han quedado rebasados por el crecimiento de la población y por el proceso natural de la formación de la megalópolis.

Otro desafío recurrente que se presenta es la ausencia de profesionalismo de los representantes populares, la falta de formación profesional les impide desarrollar su labor plenamente, sea porque el que gobierna la metrópoli es de un partido, los órganos de representación son de otro o se encuentran fragmentados o simplemente por protagonismo o por desconocimiento del oficio.
Otro desafío importante es sin duda el de la administración de la metrópoli, el principal reclamo en este rubro es la falta de cuadros profesionales en la administración pública, no existen mecanismos técnicos en la toma de decisiones, los ciudadanos desconocen el porqué y el para qué se aplica determinada política pública, tampoco entienden porqué se favorece el centro de la metrópoli y no los suburbios, la periferia o las zonas conurbanas de la metrópoli

Bajo la Lupa: ¿Qué sigue a la bancarrota del capitalismo neoliberal, según Hobsbawm?

Alfredo Jalife-Rahme
Agentes conducen cajas con documentos relacionados con el caso de la quiebra de Chrysler a la Corte de Bancarrotas en Nueva York, el lunes 4 de mayo. Ese día un juez determinó posponer su decisión acerca de si la empresa puede empezar el proceso de transferir activos a una nueva compañía formada en sociedad con el fabricante italiano de autos FiatFoto Ap

Son tiempos de serenidad y meditación cuando los grandes pensadores (nota: que conste que enfatizamos, primero, que sean pensadores” y, luego, “grandes”) del planeta ponderan los alcances de la desglobalización, como es el caso del historiador marxista británico Eric Hobsbawm en su luminoso articulo “El socialismo fracasó. Ahora el capitalismo ha quebrado. ¿Qué sigue?” (The Guardian, 10/4/09) que sintetiza así: “independientemente del logo (sic) ideológico que se adopte, el viraje del mercado libre a la acción pública necesita ser mayor de lo que los políticos captan”.
Eric Hobsbawm no es un vulgar propagandista, como cierto tipo de seudo-historiadores mexicanos, muy bien amamantados por el sistema neoliberal desde hace 27 años y quienes acaban haciendo publicidad de Cemex o se convierten en amanuenses del presidente en turno. Hobsbawm es considerado, con justa razón, el icono contemporáneo de la historia occidental del siglo XIX (y eso que es un fenómeno en su conocimiento del siglo XX).
Deja atrás el siglo XX, con todas sus calamidades, cuando “su idea básica que dominó la economía y la política desapareció patentemente en el desagüe (sic) de la historia”, y critica que los humanos “no hayan aprendido todavía cómo vivir en el siglo XXI”.
Demuestra que el pensamiento que dominó en el siglo XX “a las economías industriales modernas era en términos opuestos mutuamente excluyentes: capitalismo o socialismo” con sus respectivas economías, una descontrolada de libre-mercado capitalista (que “se derrumba ante nuestros ojos en la mayor crisis del capitalismo global desde la década de los 30”) y otra de planificación estatal centralizada (que “se derrumbó en la década de los 80, al unísono de los sistemas políticos comunistas europeos”).
Aduce que la presente crisis es mucho mayor que la de los 30 debido a “la globalización de la economía, que no estaba tan avanzada como ahora, y que tampoco afectó a la economía planificada de la URSS”.
Cuando “aún se ignora la gravedad y la duración de la presente crisis”, lo seguro es que asistimos “al final del capitalismo de libre mercado que capturó (sic) al mundo y a sus gobiernos, desde Margaret Thatcher y el presidente Reagan”. Pues sí: baste ver a la manada de neoliberales mexicanos como muestra de botón global.
Hobsbawm coloca de relieve la “impotencia” (sic) de los adherentes tanto a “un capitalismo de mercado, puro y sin estado, un género de anarquismo burgués internacional”, como a “un socialismo planificado descontaminado de la búsqueda del lucro privado”. Ambos abordajes ideológicos se derrumbaron y ahora es tiempo de ver “al futuro que pertenece a las economías mixtas (sic) en las que se encuentran entrelazados lo público y lo privado”. La “economía mixta” es uno de los escenarios de nuestro libro Hacia la desglobalización.
Considera que tal entrelazamiento de lo público y lo privado representa “un problema” para la izquierda contemporánea. No lo dice explícitamente, pero se deduce que a la “izquierda del siglo XXI” le urge salir de su confusión economicista en la que se entrampó para encabezar el movimiento de salvación de la biosfera y de todos los seres vivientes de la creación. Tal es, a nuestro juicio, la enorme diferencia entre una izquierda aldeana y acomodaticia que remeda la “competitividad” neoliberal, con la izquierda biosférica y humanista del siglo XXI, donde el ser humano prevalece, por encima de la entelequia del mercado, como el eje central de la ecuación integral de la creación.
El insigne historiador marxista no padece nostalgia por el socialismo soviético al que fustiga por sus “fallas políticas” y su “creciente lentitud e ineficiencia en sus economías”, sin subestimar “sus impresionantes logros sociales y educativos”.
Desde la caída de la URSS al presente, cuando “hasta los partidos socialdemócratas o partidos moderados de izquierda en los países del capitalismo norteño y Australasia estaban comprometidos al éxito del capitalismo de libre mercado”, era “impensable que un partido o líder denunciara al capitalismo como inaceptable”, lo cual se ejemplifica por el Nuevo Laborismo británico, de Blair y Brown, que son óptimamente descritos, “sin exageración”, como “unos Thatcher con pantalones”. Agrega que lo mismo se puede decir del Partido Demócrata de Estados Unidos. Lo más sencillo consistiría en regresar a la “caja de herramientas” del “viejo laborismo” y reiniciar las nacionalizaciones, “como si supiéramos qué hacer” cuando “aún se desconoce cómo superar la presente crisis”.
A su juicio, “una política progresista necesita más que una gran ruptura con las suposiciones económicas y morales de los pasados años 30. Se requiere un regreso a la convicción de que el crecimiento económico y su afluencia constituyen un medio y no un fin. El fin es lo que se consigue en las vidas, en las transformaciones y en la esperanza de la gente”. ¡Genial!
Enuncia lo que pudiésemos definir como uno de los preceptos del manifiesto humanista del siglo XXI: “La base de la política progresista no es maximizar el crecimiento económico y el ingreso personal”, que debe ser “aplicado primordialmente para lidiar con la crisis ambiental, lo cual, independientemente del logo ideológico personal, significa un mayor viraje del libre mercado hacia la acción pública”.
La “prueba” de una política progresista “no es privada, sino pública, no solamente elevando el ingreso y el consumo para los individuos, sino ampliando las oportunidades” y lo que Amartya Sen denomina “las capacidades de todos a través de la acción colectiva”, lo que significa una “iniciativa pública no lucrativa, incluso si sólo redistribuye la acumulación privada”. Agrega una frase primorosa: “las decisiones públicas deben estar destinadas al mejoramiento social colectivo en el que todas las vidas humanas deben beneficiarse”.
A nuestro juicio, al capitalismo neoliberal le falta la poesía que le sobra al socialismo biosférico y humanista del siglo XXI. El grave problema de la desregulada globalización radica en que los países son gobernados, no por estadistas, sino por apparatchiks de la nomenklatura contable y financiera de las trasnacionales depredadoras, actividades que en la historia de las grandes civilizaciones (términos que hay que rescatar frente a la devastación barbárica del neoliberalismo global) siempre fueron ocupaciones menores frente al generoso desprendimiento de la meditación filosófica y las invaluables aportaciones de la ciencia pura, que juntas condicionan la sapiencia universal.
La crisis de la desregulada globalización financierista es peor que un fracaso de un paradigma económico: es el derrumbe axiológico y metafísico de la otrora civilización occidental que feneció en los avernos especulativos de los Sodoma y Gomorra posmodernos de Wall Street y la City.





PLATH (Plataforma/ Proyecto Logístico Aeroportuario y Terrestre de Hidalgo )

Este es el proyecto oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo através la Secretaría de Desarrollo Económico (SEDECO) y la sospechosa Aeroportuaria de Hidalgo (CAH) para privatizar y dejar en manos de especuladores la tierra y el agua de: Tepeji Del Río Ocampo, Tula de Allende, Tepetitlán, Atotonilco de Tula, Atitalaquia, Tlaxcoapan, Tlahuelilpan, Tezontepec De Aldama, Tetepango, Ajacuba, San Agustín Tlaxiaca, Tolcayuca, Zapotlán de Juárez, Villa de Tezontepec, Tizayuca, Zempoala, Tlanalapa, Tepeapulco, Apan, Emiliano Zapata y Pachuca; veintiún municipios directamente despojados, y a estos sumado el saqueo del agua de Tulancingo, Acaxochitlán, Actopan, San Salvador y Tepatepec, al igual que otros tantos municipios del Estado de México, Tlaxcala y Querétaro, mediante su monstruoso proyecto denominado “Arco Norte” dentro del Plan Puebla- Panamá; Tan sólo en Hidalgo serán despojados y expulsados hasta medio millón de Hidalguenses

PASOS CIUDADANOS A RECONSTRUIR EL PAÍS

Borrador para reorganizar esta carta (y convertirla en convocatoria con carácter municipal).

Aquellos que así lo hagan favor de reenviarla a este correo: noaladestruciondehidalgo@gmail.com

TODOS PODEMOS Y DEBEMOS PARTICIPAR DE DIFERENTES MANERAS AQUÍ PLANTEAMOS 3 FORMAS:

1- SI ALGUIEN NO PUEDE SER CANDIDAT@ CIUDADAN@ MEDIANTE ESTE PROCESO, BASTARÁ QUE ENVÍE YA, UN OFICIO PREGUNTANDO AL INSTITUTO ESTATAL ELECTORAL SI SERÍA POSIBLE REGISTRASE SIN PARTIDO, si la respuesta es negativa, pedirlo al Tribunal Estatal Electoral Hidalgo, si hay otra negativa, promover ya el amparo ante el juez Federal de Distrito correspondiente.

Pronto, en la página: no a la destrucción de hidalgo. Publicaremos un (machote, plantilla o modelo) de amparo con espacios en líneas blancas, sólo para llenar con los datos básicos de la ciudadana o ciudadano.

Enviaremos la convocatoria fundada y el modelo de amparo ante el juez Federal de su Distrito, para cuando solicitemos en el Instituto Estatal Electoral y luego la apelación ante el Tribunal Electoral de Hidalgo. Y si no quieran registrarnos, después de inconformarnos ante el Tribunal Electoral, a Juzgado Federal, la Suprema corte, y luego a los Tribunales Internacionales (El pillo J. Castañeda ya le ganó uno, al gobierno de México, en el tribunal de Costa Rica).

2. SEAMOS CANDIDATOS CIUDADANOS A GOBERNADOR(A)
Pronto subiremos a la red (no a la destrucción de hidalgo) todos los requisitos.

Necesitamos cuando menos veinte candidat@s ciudadan@s por municipio pequeño (a lo mejor para ganar también el próximo cabildo ciudadano, en los municipios medianos y grandes y a registrar todos los que se puedan distribuidos en barrios, colonias comunidades etc.) La campaña podría ser sólo dentro de las redes familiares, de amigos y vecinos, sin necesidad de gastar en campañas públicas (como los partidos).

En Tamaulipas y Yucatán ya ganaron un par de candidaturas libres ciudadanas con el nombre o un pegote del candidato no registrado en el circulo en blanco en la boleta (recordemos el voto nulo). Ya empieza a haber fallos positivos de la Suprema Corte, sólo necesitamos tres fallos similares más para hacer jurisprudencia-(eso de las leyes que nos han enredado para que ciudadanos comunes no podamos entender)-.

La Constitución Estatal, Ley Electoral de Hidalgo y su nueva "Reforma electoral" que viola lo establecido en la Constitución y los derechos ciudadanos al negar que cualquier ciudadano pueda ser electo, sobre todo la de los y las ciudadanas de entre 18 y 29 años, porque establece que sólo de 30 años en adelante pueden ser candidatos a Gobernador, estas generaciones de ciudadanos y ciudadanas tiene más razón de promover juicio de amparo, por tanto, lancemos también candidato y candidatas de 18 años en adelante.

De la página: no a la destrucción de hidalgo tomar todos los problemas presentados en la página y proponer como lograr enfrentarlos, agregar en primer término los asuntos de su propio municipio, mandarlos a este correo para hacer la plataforma electoral conjunta, la subiremos a la red para que en sus familias, vecinos y amigos se reparta sólo el link para que lean la plataforma de Gobierno Popular Ciudadano que haremos estudiar así en todo el Estado.

Si pueden intenten organizar en los municipios aledaños al suyo. Si pueden transformen este correo en instructivo, mejórenlo y adáptenlo a su región.

Nosotros los ciudadanos tendremos un año de campaña y seremos miles (los narco-partidos sólo tres meses y tendrán un sólo narco-candidatito) después intentaremos hacerlo nacional...

Si logramos miles de amparos quizá tengan que anular la elección y si en las elecciones próximas municipales no hay candidatos ciudadanos legalmente reconocidos repetiremos el esquemita registrando nombres en el Círculo Blanco de los no registrados de unos cientos y cientos de candidatos a presidentes municipales con todo y cabildo. ¿Como que sólo podemos votar pero no podemos ser votados? Ja...Ja.. Ja.

Recuerden, no somos partido, porque los partidos no existen ya, se los comió el narco y la corrupción, el gobierno viene de estos grupos llamados "partidos", que legitiman la violencia y la represión de todo tipo contra la mayoría de los mexicanos y por tanto sus funcionarios son corruptos y apátridas que no nos salvarán de su amigos narcotraficantes y de ningún otro problema local o nacional.

Sepultando el sistema electoral corrupto y a sus bandas llamados "Partidos" ganaremos candidaturas ciudadanas (como ya lo hicieron en Yucatán), impidiendo que los sirvientes Narco-diputados legislen las candidaturas ciudadanas a su antojo para poner a las y los ciudadanos más obstáculos electorales y facilitando el crecimiento de sus ya "minipartiditos delincuenciales"

Ustedes pueden mejorar estas ideas, Toda la ciudadanía hidalguense honrada, sin importar credo o ideología política puede intentar registrarse como candidato y ampararse ante la negativa a registrarlo. Registrémonos todos, simplemente nos reuniremos todos para registrarnos gastando sólo en un notario, para tener su negativa por escrito a cada uno de los ciudadanos e iniciar el procedimiento de amparo.

El pegote que sea con el mejor pegamento, si lo quieren retirar los funcionarios de casilla en el conteo, romperán la boleta anulando el voto.

Sólo un gobierno de ciudadanos libres de relaciones con la delincuencia será la salvación nacional, siempre y cuando ciudadanos libres y ciudadanas participen trabajando socialmente todos y cada un@.


3- O BIEN CONTINUAR LA TAREA DE QUIENES EN HIDALGO, CERCA DE TREINTA MIL VOTAMOS "EN BLANCO”


Reprobando a todo el sistema incluidos los medios antidemocráticos, en todo el país cerca de dos millones de mexican@s, votaron en blanco tachando toda la boleta electoral.

Seguir comunicándonos, manden escritos (y fotos escaneadas), los subiremos anónimos a no a la destrucción de hidalgo

Bueno disculpen el pequeño recadito que les envío, ordénenlo, enriquézcanlo y reenvíenlo sólo a las y los de confianza ya que será modificado antes de su versión final como convocatoria e instructivo.


Salud y revolución ciudadana.


No a la destrucción de hidalgo

EN TUS MANOS ESTÁ LO QUE HA DE VIVIR O LO QUE HA MORIR


http://docs.google.com/Doc?docid=0AVs1reKvOLCFZGNzc2M4d3pfNzZyNXF6dGZk&hl=es